Las fluctuaciones en el peso, los embarazos y la gravedad, son los causantes de que tu cintura de avispa y tu six pack, desaparezcan con el tiempo. Tanto la pared muscular, como la piel se van volviendo tejidos más laxos.
La abdominoplastia es la solución a este tipo de cambios, hay de varios tipos y su uso depende de cada tipo de paciente, a continuación se describen de forma breve los tipos más comunes y en quienes están indicados:
- Miniabdominoplastia: Para pacientes delgadas, que únicamente presentan flacidez en la piel, la herida es ligeramente más larga que una cesárea, se reseca una porción pequeña de piel, se vuelven a juntar los músculos debajo del ombligo, éste último no se modifica. Puede realizarse con una liposucción amplia para un mejor resultado.
- Adominoplastia modificada: Para pacientes que presentan mayor laxitud y flacidez que las anteriores, pero no tanta como para una abdominoplastia convencional. Las heridas son ligeramente más cortas que una abdominoplastia convencional, la modificación del ombligo dependerá si se trata de un ombligo alto o un ombligo bajo. Puede realizarse con una liposucción, pero ésta no será tan extensa.
- Abdominoplastia convencional: Para pacientes con mucha flacidez tanto de piel como de tejido graso, la herida se extiende de cadera a cadera, los músculos se reparan desde arriba del ombligo hasta el pubis, el ombligo se modifica. Puede realizarse liposucción únicamente de flancos y espalda.
Al final del día, el objetivo de la abdominoplastía es conservar la anatomía de luces y sombras del abdomen, lograr un resultado natural y acorde a tus características físicas.
Tiempo de recuperación: De 2 a 3 semanas. El uso de un dispositivo de compresión es obligatorio durante 6 semanas.
Anestesia utilizada: General, siempre bajo la supervisión de un anestesiólogo certificado, bajo previa valoración cardiovascular.